En un contexto lleno de expectativas y sorpresas, mantener el rumbo puede ser un desafío, ¡pero es sumamente aconsejable! Te contamos por qué.

En el ámbito financiero, tener metas claras actúa como un ancla que nos mantiene firmes a pesar de la incertidumbre. Establecer objetivos financieros sólidos, como el ahorro y la inversión, y los plazos que nos proponemos en cada caso, es crucial, incluso en tiempos de incertidumbre, porque una visión clara nos permite avanzar sin desviarnos del camino, a pesar de las circunstancias.

Cuando la economía y los mercados son volátiles, tener objetivos financieros definidos es como contar con una brújula en medio de una tormenta. Esta brújula nos orienta y nos ayuda a mantener la calma, recordándonos la dirección hacia la que nos dirigimos, incluso cuando todo a nuestro alrededor es caótico.

El ahorro es la base de la estabilidad financiera. Aunque el futuro pueda parecer incierto, establecer metas de ahorro claras nos brinda un colchón financiero que nos da tranquilidad, sin importar lo que depare el futuro.

No hay nada peor que dejarnos llevar por la emoción y tomar decisiones alejadas de lo racional. En este sentido, la experiencia nos dice que invertir inteligentemente implica hacer que nuestro dinero trabaje para nosotros a largo plazo. A pesar de las fluctuaciones del mercado, tener metas de inversión claras nos ayuda a mantener la mirada en el horizonte, recordándonos que nuestros objetivos están en el futuro, no en los altibajos diarios.

En momentos de incertidumbre, la persistencia y la disciplina son nuestros mejores aliados. A través de la persistencia, superamos los obstáculos y mantenemos el enfoque en nuestras metas financieras, incluso cuando el camino parece difícil de transitar.

Adaptarnos a las circunstancias cambiantes es importante, pero nunca debemos perder de vista nuestras metas finales. Los objetivos financieros claros son flexibles y se ajustan a medida que el entorno evoluciona, pero siempre manteniendo la vista en la línea de meta.

“Aprendes más de tus errores que de cualquier teoría”

 “Una de mis peores experiencias en lo financiero fue cuando me dejé convencer de vender en cuotas fijas en dólares. Hasta ese momento, siempre lo había hecho en pesos, actualizando las cuotas con el índice CAC. Pero en aquel entonces, cuando comenzaba con la construcción del Hotel Dazzler (Condo Hotel) vendimos las habitaciones necesarias para hacer la construcción y, por sugerencia externa, agregamos la opción de cuotas fijas en dólares. Para mi enorme sorpresa, en noviembre de ese año se implementó uno de los tantos ‘cepos’ de la Argentina, y el dólar quedó fijo en $8, mientras la inflación crecía a grandes pases. Nuestros costos, en este contexto (mano de obra, materiales, impuestos, etc), aumentaron notablemente, por lo que el costo en dólares cada vez estaba más lejos de la realidad de la obra. Como toda experiencia negativa, el aprendizaje fue enorme: no podemos atar los costos a la volatilidad de nuestra moneda. De ahí en más nos manejamos con un índice que publica la Cámara de la Construcción, que es una entidad privada y siempre marca la realidad de la situación”, recuerda nuestro Director, Walter Kobak

Esta experiencia, como tantas otras, nos ayuda a comprender la importancia de avanzar sobre conocimientos firmes, hacer lo que sabemos o lo que podemos entender. Y lo que no,  pedir un buen asesoramiento con alguien de confianza que nos guíe en nuestras decisiones.

¿Has vivido alguna experiencia de aprendizaje de este tipo? ¡Contanos!